Voy a mandar una carta a El Tiempo haciendo una petición : quisiera que el señor Londoño, nuestro querido Godofredo, escribiera todos los días. Si, eso me conviene, sus columnas son una fuente inagotable de inspiración. Siento, cuando lo veo, que estoy viviendo algo surreal, no puedo creer que exista en “la vida real” un personaje tan cliché. El es la Idea Platónica del Godo cerrado. El es el personaje del que todo el mundo se burla porque no admite nada y cree ciegamente en cosas. No puedo creer que en verdad exista un personaje así y leerlo y constatar que es de verdad, de carne y hueso, como dirían unos amigos míos, me hace entrar en “delicia”. Lo jueves corro al computador y abro la pagina de El Tiempo para ver qué ha inventado el señor Londoño para que podamos seguir divirtiendonos. Se trata de un estereotipo tan absolutamente descarado que estoy por pensar que se trata de un personaje creado por el periódico (o por alguien mas) para hacernos reír, como lo son Tola y Maruja en El Espectador.
Hoy la columna del señor Londoño hace entrar dos veces más “en delicia”. El sigue con el tema de la marcha del 6 de marzo y su indignación frente a la “mamerteria criolla” que osa poner en tela de juicio a tan loable institución como lo es las Fuerzas Armadas. Hace todo un recuento, à la Londoño (ya se imaginaran), de los falsos positivos, de atentados, del caso de Jamundi, etc. Muestra como el pobre Estado colombiano queda mal frente a esas acusaciones mientras los acusadores se “llenan los bolsillos de oro”. Pero el señor Londoño introduce un nuevo termino en esta columna: el “paramamertismo complaciente”. Se trata de aquellos que no entran dentro de la categoría del “mamertismo criollo”, porque no son del Polo, ni son personas que han defendido siempre los derechos humanos, ni están en contra del TLC, ni han manifestado un rechazo abierto a Uribe, pero están apoyando la marcha. Podríamos decir que se refiere a los de la W, por ejemplo, que han dicho que van a ir a la marcha y no han sido considerados por la opinión publica de derecha como “mamertos” (como lo serian tipos como Cepeda, Molano, Coronell, Zuleta, etc). El señor Londoño introduce la categoría “paramamertismo complaciente” como una manera temerosa de atacar a los Santos. Por qué? Por el editorial que han publicado el día de hoy en El Tiempo. Por eso la columna de Londoño es dos veces más interesante que las anteriores. En el editorial, el periódico invita a la marcha del 6 de marzo, hablando de la importancia de reconocer que el Estado ha llevado a cabo crímenes y que no se puede olvidar los crímenes paramilitares (“aunque ellos ya estén desmovilizados y ya no estén delinquiendo”). Obviamente, este editorial no es tan duro con la actitud del gobierno frente a esta marcha (dice que debe verla con buenos ojos) y aprovecha para echarle “vainas” a la actitud del Polo frente a la marcha del 4 de febrero. Sin embargo, hace referencia a los columnistas de su propio periódico que se han expresado contra la marcha (sin dar nombres, por supuesto) diciendo que es importante rechazar todo tipo de violencia.
Digo que la columna del señor Londoño es maravillosa por el contexto en la que es publicada y teniendo en cuenta lo que había dicho antes. En la anterior, se dedico a acabar con la imagen del Espectador por apoyar la marcha y dijo que era increíble que esto estuviera sucediendo. Uno de sus ataques mas fuertes era que El Espectador es el diario del “hombre mas rico de Colombia”. Ahora, cuando continua atacando la marcha y a quienes la convocan, no dice nada explicito sobre el propio diario donde escribe, que pertenece a la familia del Vicepresidente de la Republica y que esta apoyando abiertamente el homenaje. Yo, entré en delicia cuando utilizo el nuevo termino “paramamertismo complaciente” para atacar tímidamente a las directivas de El Tiempo. Falta ver si el próximo jueves es capaz de pronunciarse duramente y explícitamente en contra de ellos. Apostemos, yo lo dudo.
Propongo, en cambio, que ese término se acuñe definitivamente porque es maravilloso. Hay señor Londoño, qué delicia poder leerlo… mis días en el frió parisino se vuelven mucho mas cortos cuando leo su columna y me río. Me dan ataques de risa en donde lloro y me duele la barriga. Es increíble ver como, cuando la opinión publica no se atreve a atacar esta marcha, porque es evidente que no tiene por donde ser atacada, cuando la opinión publica decide dar un “si” tímido (pero un si) porque “no le queda de otra” , el sigue empecinado en dar la batalla y lanzar injurias a diestra y siniestra. Eso yo lo encuentro muy pero muy cómico.
Hoy la columna del señor Londoño hace entrar dos veces más “en delicia”. El sigue con el tema de la marcha del 6 de marzo y su indignación frente a la “mamerteria criolla” que osa poner en tela de juicio a tan loable institución como lo es las Fuerzas Armadas. Hace todo un recuento, à la Londoño (ya se imaginaran), de los falsos positivos, de atentados, del caso de Jamundi, etc. Muestra como el pobre Estado colombiano queda mal frente a esas acusaciones mientras los acusadores se “llenan los bolsillos de oro”. Pero el señor Londoño introduce un nuevo termino en esta columna: el “paramamertismo complaciente”. Se trata de aquellos que no entran dentro de la categoría del “mamertismo criollo”, porque no son del Polo, ni son personas que han defendido siempre los derechos humanos, ni están en contra del TLC, ni han manifestado un rechazo abierto a Uribe, pero están apoyando la marcha. Podríamos decir que se refiere a los de la W, por ejemplo, que han dicho que van a ir a la marcha y no han sido considerados por la opinión publica de derecha como “mamertos” (como lo serian tipos como Cepeda, Molano, Coronell, Zuleta, etc). El señor Londoño introduce la categoría “paramamertismo complaciente” como una manera temerosa de atacar a los Santos. Por qué? Por el editorial que han publicado el día de hoy en El Tiempo. Por eso la columna de Londoño es dos veces más interesante que las anteriores. En el editorial, el periódico invita a la marcha del 6 de marzo, hablando de la importancia de reconocer que el Estado ha llevado a cabo crímenes y que no se puede olvidar los crímenes paramilitares (“aunque ellos ya estén desmovilizados y ya no estén delinquiendo”). Obviamente, este editorial no es tan duro con la actitud del gobierno frente a esta marcha (dice que debe verla con buenos ojos) y aprovecha para echarle “vainas” a la actitud del Polo frente a la marcha del 4 de febrero. Sin embargo, hace referencia a los columnistas de su propio periódico que se han expresado contra la marcha (sin dar nombres, por supuesto) diciendo que es importante rechazar todo tipo de violencia.
Digo que la columna del señor Londoño es maravillosa por el contexto en la que es publicada y teniendo en cuenta lo que había dicho antes. En la anterior, se dedico a acabar con la imagen del Espectador por apoyar la marcha y dijo que era increíble que esto estuviera sucediendo. Uno de sus ataques mas fuertes era que El Espectador es el diario del “hombre mas rico de Colombia”. Ahora, cuando continua atacando la marcha y a quienes la convocan, no dice nada explicito sobre el propio diario donde escribe, que pertenece a la familia del Vicepresidente de la Republica y que esta apoyando abiertamente el homenaje. Yo, entré en delicia cuando utilizo el nuevo termino “paramamertismo complaciente” para atacar tímidamente a las directivas de El Tiempo. Falta ver si el próximo jueves es capaz de pronunciarse duramente y explícitamente en contra de ellos. Apostemos, yo lo dudo.
Propongo, en cambio, que ese término se acuñe definitivamente porque es maravilloso. Hay señor Londoño, qué delicia poder leerlo… mis días en el frió parisino se vuelven mucho mas cortos cuando leo su columna y me río. Me dan ataques de risa en donde lloro y me duele la barriga. Es increíble ver como, cuando la opinión publica no se atreve a atacar esta marcha, porque es evidente que no tiene por donde ser atacada, cuando la opinión publica decide dar un “si” tímido (pero un si) porque “no le queda de otra” , el sigue empecinado en dar la batalla y lanzar injurias a diestra y siniestra. Eso yo lo encuentro muy pero muy cómico.